Estamos cansados de verlas todos los días, cuando entramos a cualquier página web nueva, o incluso alguna que ya hemos visitado anteriormente. Desde el móvil, la Tablet o el PC, da igual el sistema operativo o el dispositivo con el que accedamos a esa plataforma, ellas siempre van a estar ahí, y por supuesto, el dichoso mensajito que nos habla sobre su presencia. Son las cookies, nombre popular por el que se conoce habitualmente a los archivos a través de los cuales una empresa puede conocer tus pasos en su propia página web. Estas cookies llevan mucho tiempo en nuestras vidas, aunque algunos solo se han dado cuenta de su existencia en los últimos años, cuando su uso se regularizo mucho más para prevenir posibles delitos de aprovechamiento de datos o incluso de alarmas de seguridad en divesas páginas web.
Las cookies no son algo demasiado positivo para nosotros, aunque en ocasiones sí que nos ayudan a predecir nuestro paso por una web y facilitarnos el llegar a cierto punto de una manera más sencilla. Sin embargo, detrás de esta aparentemente inofensiva práctica se suele esconder una intención poco clara por parte de las propias empresas que tienen las webs en las que entramos. Y es que gracias a esas cookies, archivos de su creación pueden acabar en nuestro navegador, haciéndonos un seguimiento constante y tal vez no solo en los términos que creemos aceptar. Como cuando instalamos un programa y le damos a Aceptar rápidamente para no tener que leer todo el contrato, con las cookies también podemos ser víctimas de un peligroso juego en el que ponemos nuestros datos e incluso nuestra intimidad y privacidad en manos de empresas de Internet, sin sospecharlo siquiera.
Qué son las cookies
Se conoce como cookie al archivo que una página web se encarga de crear cada vez que entramos en ella, emitiéndolo desde su servidor hasta nuestro navegador, con la intención explícita de identificarnos y poder guardar todo nuestro historial de paso por la web en sus datos. Esto sirve para conocer mejor la actividad que los usuarios tienen al entrar en esa web concreta, o para identificar directamente al usuario, no por su nombre (aunque dependerá de los datos que hayamos decidido ceder), sino más bien por su IP, la dirección con la que entramos en Internet. Esto sirve también para evitar que algunos usuarios entren en sitios donde ya no tienen cuenta, por ejemplo.
Cómo funcionan las cookies
El funcionamiento general de las cookies es muy parecido en casi todos los casos. La primera vez que entramos en una página web desde cualquiera de nuestros dispositivos, nos aparece un mensaje hablándonos precisamente para aceptar las cookies o no. Es algo que en la mayoría de ocasiones solo genera dos repuestas, aceptar todo o denegar todo, aunque muchas páginas permiten escoger qué tipo de cookies queremos que se generen. En el momento en el que las aceptamos, la web genera un pequeño archivo con información que va desde su emisor, en su servidor, hasta nuestro navegador, guardándose técnicamente en nuestro propio dispositivo, en su parte de almacenamiento.
Ese archivo pequeño puede ir creciendo poco a poco si entramos más veces en la web, y lo hará con la información que hemos ido desperdigando, desde nuestros datos, si es una tienda por ejemplo, a nuestro historial de navegación. Por poner un ejemplo muy sencillo, en una gran plataforma como Amazon las cookies son importantísimas porque no solo permiten mantener nuestros productos en el carrito aunque hayamos salido de la web, sino también ofrecernos productos similares a los que ya hemos buscado. Se trata de ofrecer una experiencia mucho más individual y personalizada a todos los usuarios que visten la web, aunque sea a costa de un seguimiento absoluto de su paso por la misma.
Términos legales acerca de las cookies
Mucho se habla de la polémica sobre la seguridad y la privacidad en torno a las cookies. Y es que al fin y al cabo estamos permitiendo, con ellas, que se nos rastree en cierta manera, dentro de la web que las genera. Muchos incluso van más allá y consideran que las cookies pueden formar parte luego de un archivo inmenso que es vendido a empresas de big data para conocer todos y cada uno de nuestros pasos, nuestros gustos, nuestra forma de navegar por la red, información que puede ser tremendamente valiosa para cualquier que pueda sacarle partido, principalmente las tiendas y los anunciantes, que así tendrás un mayor conocimiento de nuestros gustos para adaptarse mejor a ellos.
Cómo borrar las cookies
La polémica está servida, y es que muchas webs casi obligan a los propios usuarios a aceptar sus cookies para poder navegar correctamente por la misma. En algunos casos está más que razonado, por ejemplo en las tiendas de comercio electrónico, pero en otros es mucho menos plausible cree que las empresas solo utilizaran las cookies para registrar nuestro paso por su página. Aceptamos cada día nuevas cookies casi sin pararnos a leer lo que estamos aceptando, algo que puede llegar a ser peligroso porque al final estamos dando permiso a estas empresas para que lleguen donde quieran y hagan lo que les de la gana con la información que les estamos suministrando.
Sin embargo, una manera de liberarse de eso, al menos durante un tiempo. Se pueden borrar las cookies, ya que están almacenadas en nuestro propio dispositivo, en la parte que concierne a nuestro navegador. Si utilizamos Chrome, por ejemplo, bastará con ir a la pestaña de Mas Herramientas, dentro del menú de opciones, y escoger Borrar Datos de Navegación. Se nos abrirá una ventana para darnos la opción de escoger el periodo de tiempo donde queremos empezar a borrar los datos, y también para borrar solo las cookies o también los archivos de audio y video relacionados con esos sitios y guardados en nuestra caché. Cuando hayamos seleccionado lo que más nos conviene, pincharemos sobre Borrar Datos y las cookies desaparecerán del navegador… hasta que volvamos a enfrentarnos a ellas, al entrar en cualquier página web de nuevo.