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Historia

Julia Bulette, una madame de leyenda

Hablar de prostitución hoy en día no se diferencia mucho de hacerlo hace unos años, décadas o incluso un par de siglos atrás. El negocio del sexo de pago siempre ha estado envuelto en la polémica, siendo un tabú para muchos todavía en la sociedad moderna. A lo largo de toda la Historia se cuentan casos de mujeres que, por pura vocación o por necesidad, ofrecían sus servicios sexuales. También hombres, aunque en mucha menor medida. Las prostitutas constituían, de hecho, un status elevado en las sociedades matriarcales de Mesopotamia. Había templos dedicados a Ishtar, su protectora, considerada también como una cortesana de los dioses. Aquello cambió con la llegada de las religiones monoteístas y la expansión del pensamiento patriarcal, relegando a las mujeres en general, y en especial a las prostitutas, a la marginación. Sin embargo, a lo largo de estos siglos hemos podido conocer casos de mujeres realmente empoderadas que han conseguido destacar en la sociedad, pese a ser señaladas como prostitutas.

Para muchas, este negocio era la única alternativa para poder salir adelante. Era prostituirse o morir de hambre, en unas condiciones deplorables. Eso no quita que, incluso trabajando en este tipo de servicios, las mujeres no pasaran apuros económicos. Vivían, en muchos casos, en la más absoluta pobreza, tratando de sobrevivir para sacar adelante a sus familias. Estigmatizadas y relegadas a lo más bajo de la sociedad, estas mujeres jamás han tenido derechos laborales, y han subsistido como han podido. En condiciones muy precarias, normalmente. Incluso perseguidas en muchos países, donde sin embargo, sus servicios siempre son requeridos. Estados Unidos es una de las naciones que ha impedido durante muchos años la prostitución en prácticamente todo su territorio. Eso está cambiando, y en los últimos tiempos, el estado de Nevada ha sido el primero en abrir un poco el grifo, permitiendo burdeles pequeños en ciudades de menos de 50.000 habitantes. Tal vez un guiño a la madame más famosa que haya pisado jamás ese estado, Julia Bulette, una inglesa que llegó a Virginia City para convertirse en toda una heroína en una época difícil. Esta es su fascinante historia.

Quién fue Julia Bulette

Juliette Bullete nació en Inglaterra, en 1832, pero pronto se mudó con toda su familia a Nueva Orleans, donde creció. La joven recibió una buena educación y era reconocida ya desde adolescente por su belleza. Posteriormente se mudaría a California, donde vivió en varias ciudades cercanas a Los Ángeles. Eran tiempos convulsos, a mitad del siglo XIX, y el destino quiso que Bulette terminase en la pequeña pero floreciente comunidad de Virginia City, en Nevada. Allí se acababa de abrir una mina de plata, y había mucho negocio en torno a ella. Bulette llegó a Nevada con veintisiete años y al ser una de las pocas mujeres que había en la zona, estaba muy solicitada.

De hecho, no tardó en convertiré en prostituta, atendiendo a sus clientes en una pequeña cabaña de madera que había alquilado en la ciudad. Gracias a sus servicios se convirtió en una persona reconocida y especialmente querida por los mineros, a los que solía apoyar en sus huelgas y problemas. Lo más curioso de todo es que al irle bien las cosas fundó su propio burdel, el Julia´s Palace, que se convirtió rápidamente en la comidilla de toda la ciudad. Era ostentoso, elegante, tal vez no lo que uno imaginaría para una comunidad minera, de rudos trabajadores. El éxito del burdel la hizo aún más famosa, destacando no solo por su buena gestión del  negocio, sino por su elegancia, su apoyo a la comunidad y su final cultura.

Su burdel en Virginia City

Después de alquilar una pequeña cabaña en la ciudad, Julia consiguió ganar el suficiente dinero como para construir su propio burdel. Las cosas le iban de maravilla, y así fue como nació el Julia´s Palace, un imponente lugar donde los hombres podían acudir a gastarse su paga en diversión y mujeres. Las chicas venían desde San Francisco y eran escogidas entre las prostitutas más elegantes, sensuales y refinadas de toda la Costa Oeste. Allí vestían con suntuosos trajes, a la moda de París, como la propia Julia. A los visitantes se les ofrecían manjares y vino francés, en un entorno tranquilo, lujoso y discreto. El Julia´s Palace comenzó a atraer visitantes de más allá de la ciudad, convirtiéndose en el burdel más espectacular de todo el estado. Y eso, por supuesto, no solo trae cosas buenas, sino también muchas envidias.

Una muerte desoladora

El 20 de enero de 1867, el cadáver de Julia Bulette fue encontrado en su habitación por su sirvienta. La habían estrangulado y se habían llevado además todas sus joyas y algunos de sus vestidos más caros. El crimen conmocionó a toda la ciudad, hasta el punto de que se decretó un día de luto oficial en Virginia City. Tras su muerte, los comercios de la ciudad cerraron en honor a la madame, e incluso los mineros pararon de trabajar ese día. Ellos fueron parte del cortejo fúnebre que acompañó a Julia en su último adiós. Ella siempre los había adorado, y los trabajadores se sentían en deuda con la prostituta, por haberlos tratado tan bien. Pero no eran los únicos.

A lo largo de sus ocho años en la ciudad, Julia había creado grandes alianzas, y hecho muchísimos amigos. El cuerpo de bomberos de la ciudad también estuvo presente en su funeral, ya que la mujer había sido coronada como Reina de su desfile solo unos años antes. Un honor impensable para una mujer “de mala vida”, que en el caso de Julia se había ganado con creces gracias a sus contribuciones a la ciudad. Un año después de su muerte, su figura era ensalzada todavía por periódicos de la época, de una forma exagerada, según algunos autores. Lo cierto es que finalmente se condenó y se ajustició a un vagabundo francés, de nombre John Millian, por el asesinato de la madame Bulette. El supuesto asesino murió ahorcado frente a más de 4.000 personas, entre las que se encontraba el célebre novelista Mark Twain.

El homenaje de todos sus vecinos

A la luz de los hechos, y tomando como referencias las crónicas de la época, Bulette fue poco menos que una heroína en la Virginia City de mediados del siglo XIX. Sin embargo, algunos autores aseguraron que su imagen se ensalzó de forma descarada, y que la mujer no era tan rica ni popular al momento de su muerte. Algunos afirman que falleció endeudada, porque gastaba más de lo que ganaba, y que todas sus fastuosas fiestas y ofrendas en el burdel eran solo de cara a la galería. Lo que nadie puede negar es que Julia Bulette dejó un gran hueco en el corazón de la comunidad de Virginia City al morir. En los mineros, en los bomberos, y en muchos comerciantes que la veían como un ejemplo a seguir, siendo mujer y prostituta, algo que hoy a algunos les costaría entender.